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sábado, 24 de abril de 2021

Nigth Club Karim´s

Club Karim

No me podía concentrar aquella noche lluviosa. Aunque trataba de olvidar los hechos acaecidos unas horas atrás, no lograba poner atención en la novela que estaba escribiendo.  Cerré la ventana de la habitación porque el viento empezaba a revolotear las cortinas que junto al silbido de la pava tetera configuraban un escenario insoportable para escribir. Así fue que me puse el piloto, agarre el paraguas y sali a caminar por ahí para despejarme un poco y tratar de olvidar el asunto.
Trabé la puerta despacio, sin hacer mucho ruido para no perturbar el descanso de otros inquilinos ya que era de madrugada y la mayoría trabajaba de día. Baje las escaleras del Apárt hotel que dirigían al hall central. El sereno se había quedado dormido sobre el mostrador así que también pase sigilosamente por ahí para no despertarlo.
Salí y comencé a caminar hacia la calle Corrientes. Había aminorado la intensidad de la lluvia y el viento,  así que recorrí la avenida mientras buscaba un bar donde tomar un café.
Buenos Aires es una ciudad con un ritmo vertiginoso. Demasiado para mi gusto. Prefiero los lugares tranquilos con vegetación o cerca del mar, con espacios extensos donde la mirada se pierda en lontananza… pero la ciudad te lleva a su ritmo sin que te des cuenta y en instantes estas metido en la vorágine citadina.
Entre en un bar de la esquina de Montevideo y Corrientes. Siempre paraba ahí cuando tenía la oportunidad de volver a la capital. Casualmente me encontraba con alguien conocido pero esta vez no había nadie. Me senté en una mesa ubicada en una de las ventanas que daba a la calle Corrientes. La gente caminaba a pesar de la lluvia como si esta no existiera, aunque tampoco era muy fuerte pero mojaba.
Lo que me tenia intranquilo es que la noche en que llegue, fui a la casa de unos amigos que viven en Villa Lugano, en la parte sur de la capital. Después de haber pasado una noche divertida y con el efecto del alcohol en abundancia que había tomado, emprendí el regreso al centro. Era el momento mas oscuro de la noche casi madrugada.
Estaba esperando un taxi en la intersección de la Av. Castañares y Murguiondo. Justo en esa ochava se encuentra una estación de servicio cerrada con algunas luces encendidas que iluminaban una parte de la misma de una manera peculiar ya que dos de sus tres caras quedaban iluminadas y la tercera quedaba muy obscura.
El silencio de la noche permitía prestar atención a ruidos que de día no percibimos. A lo lejos vi venir un taxi. Le hice señas para que se detenga y siguió de largo como si no me hubiera visto. – debe tener miedo – pensé.
Volví a incorporarme a la vereda, ya que en el intento de parar el taxi, baje a la acera unos cuantos metros, y me recosté sobre la pared que daba a la Avenida.
De repente entre tanto silencio y acompañado del canto de algunos grillos, escuche una voces que murmuraban, pero mucho mas intensa la vos grave de un tipo que sonaba a “pesado “. Camine hacia la esquina que lindaba con la vereda que estaba en penumbras y me agache para que no me vieran y poder escuchar un poco mejor. Justo pasaba otro taxi a baja velocidad.
-Quizá ese me hubiera parado – pensé.
Desde la nueva posición las voces se escuchaban mas claras, pero por un momento tuve un pensamiento escalofriante…
-  Creo que me estoy metiendo en problemas. 
Me asome por una pared bajita que se metía dentro del establecimiento y pude divisar a cuatro hombres masacrando a un pobre infeliz que yacía en el suelo.
Creo que el tipo ya estaba muerto porque al recibir los golpes y patadas de los cuatro maleantes, el cuerpo no respondía a ningún impulso reflejo de dolor. Después de pegarle por unos minutos más, los cuatro se subieron a una camioneta Explorer y se fueron a toda velocidad, haciendo chillar los neumáticos en el asfalto de la estación de servicio.
¿Qué hacia?, no podía pensar con rapidez. La situación me desbordaba totalmente y ya me veía involucrado en el hecho sin tener nada que ver. Aunque si tenía que ver, era testigo de una golpiza.
Lo  primero que se me ocurrió fue ir a ver como estaba este pobre hombre que yacía inmóvil en el suelo. Al darlo vuelta vi sus ojos abiertos. Toque su cuello y no sentí latidos y tampoco respiraba.
- ¡Este hombre esta muerto! - Exclamé
¡Muerto! entonces las cosas cambiaban. Ya no era una golpiza, era asesinato...estaba en problemas.
Revise entre los bolsillos del saco y encontré su billetera con documentos y muchísimo dinero. Ya la situación no me gustaba un carajo. ¿Por qué lo mataron? Por robo seguro que no. Tenía un fajo de dólares y sus documentos intactos. También encontré una tarjeta de plástico. En una de sus manos apretaba algo con fuerza, parecía otra billetera pero diferente como de cuero de cocodrilo. Seguro que se la habría sacado a alguno de los tipos que lo asesinaron.  Me guarde las dos billeteras y salí corriendo para alejarme de la escena. A unas cuadras encontré un teléfono público y llame a la policía para alertar del asesinato. Pare un taxi y regrese al hotel.
Una vez en el hotel me recosté en la cama y trate de organizar mis pensamientos. Era testigo de un homicidio, había visto a los asesinos y encima ahora tenía sus documentos y una tarjeta que decía “KARIM” y debajo el nombre de ROBERTO DI SALVO.
El  asesinado se llamaba Ricardo Alonso según los documentos que encontré en su billetera y en la del supuesto asesino había un documento con el nombre Augusto Di Salvo. Era obvio que algo tenían que ver estos nombres y la tarjeta Karim que por la dirección estaba en el centro de la ciudad. ¿Porque habrían matado a este hombre? Y lo extraño que había sido tan lejos de Karim.  Si había alguna relación, y de seguro que algo estaba pasando pero el cansancio y las copas de champagne que había tomado en la fiesta me dejaron completamente dormido.
A la mañana siguiente desperté con una confusión terrible. Prepare café y guarde los documentos y la tarjeta que había obtenido del suceso. Me vestí, tome el último sorbo de café y salí. Tenía una cita con un editor y no podía fallarle.
Al salir de la editorial, que estaba en la zona de barracas, camine unas cuadras hasta el centro, y antes de llegar al hotel entre en un bar que quedaba cerca. No podía dejar de pensar en el asunto al que había denominado “Karim”. Me parecía que la cosa venia con gran trascendencia y quería meter un poco las narices como quien dice.
Detrás de la ventana de aquel bar, la gente pasaba enloquecida por llegar a quien sabe qué lugar a tiempo y mientras yo pensaba como presentarme en aquel lugar llamado “Karim”, Sitio que sonaba a restaurante árabe o a cabaret de alta gama, de todas formas el nombre me hacia ruido en la cabeza.
Karim no estaba lejos del hotel, apenas unas diez cuadras así que empecé a caminar. El lugar se encontraba sobre la avenida 9 de Julio, antes de llegar a Santa Fe. Era un Cabaret como había pensado en una de las opciones, y era de alta gama, con cochera propia, casualmente entraba un Porsche 911 al estacionamiento del lugar, y además un Recepcionista  morocho en la puerta. Una de las dos hojas de vidrio y bronce que tenía la puerta estaba abierta y pude mirar un poco hacia el interior pero el corpulento recepcionista se acerco enseguida y me dijo:
¿Viene usted por el aviso señor?
- ¡Bingo!  - exclame con mi pensamiento -
Afirme sin bacilar aprovechando quizás la única posibilidad que tenia de insertarme en el cabaret.
-Pase por aquí. Tendrá que esperar al encargado que no tarda en llegar - dijo el recepcionista
James, como se llamaba el morocho parecía un buen tipo pero con cara de comandos. Esa cara que no quieres encontrarte en medio de un callejón a las 23 hs.
- Hace mucho que nos falta el cajero- comento James
Al escuchar el comentario del recepcionista se me fue el nudo que tenía en el estomago porque no sabía cuál era el puesto que estaban buscando.  Ahora podría tener una estrategia más certera.
Al llegar el encargado me atendió enseguida. Era un señor bajito de lentes, se presento y dijo algo que realmente me sorprendió:
- Buenas noches, mi apellido es Di Salvo, siéntese por favor. (en mi imaginación lo creía un tipo rudo y alto)
 ¿Como es su nombre? – pregunto
-  Alfredo Leiva – repliqué.
    -  ¿Tiene experiencia como cajero?
    -   Si, trabaje cinco años en un restaurante de Francia.
    -  ¿Puede decirme en cual?
    -   El Rué Vaugirard. En Paris
    -   Conozco el lugar así que pediré referencias. ¿Puede empezar en    cualquier momento?
Respondí afirmativamente y me pidió que regresara en tres días para ver si me daba el puesto. Me despidió de manera muy cordial igual que el recepcionista James.
Al salir me dirigí hacia el locutorio de la esquina del hotel y llame a mi amigo en Paris que trabaja en el restaurante citado y no tuve problemas con las referencias.
A los tres días regresé. Como no tengo un trabajo estable más que el de escritor, mal no me venía ganarme un dinero extra mientras investigaba quien había asesinado a ese pobre tipo Alonso. Como suponía, me dieron el puesto y empecé a trabajar esa misma noche. Nunca me imagine las cosas y las personas que se pueden ver ahí adentro. Hombres y mujeres de la alta sociedad, personalidades del espectáculo y políticos. Poder y dinero en su máxima expresión. El Di Salvo que me atendió me pidió absoluta reserva, así que por unos días solo me dedique a cobrarle a las distinguidas personalidades que transitaban por el glamoroso club nigth “Karim”.
El asesinato de Alonso había salido en los diarios. Al parecer estaba relacionado con el tráfico de drogas y la trata de blancas, casos que la policía y el periodismo venían investigando hacia tiempo.
Al trabajar de noche, ocupaba parte del día para investigar, recolectar algunos datos extras y es por eso que fui a ver a un amigo periodista de investigación llamado Juan. Tenía plena confianza en el así que lo cite en un café cerca del diario donde trabajaba en la zona de Barracas. y le conté lo sucedido
    - ¿y cómo fue que te metiste en esto Alfredo? - me pregunto con una sonrisa.
    -  Todavía no me metí – respondí con ironía
    -  Esos tipos son muy grosos y la policía tiene infiltrados trabajando
    -  No lo puedo evitar, vos me conoces. Es como si me hubiera tocado muy de cerca-  Juan se quedo mirándome con un poco de compasión como si fuera a verme por última vez y un escalofrío me recorrió toda la espalda.
     -  Lo único que sé es que Alonso iba a declarar en la corte, como ahora hay juicios orales y públicos…
       - Juan, te pido que averigües sobre este tipo - y le mostré la foto de Augusto Di Salvo.
       - ¿Cómo conseguiste esta foto?  - respondió exaltado
       -  Se la saque a Alonso cuando estaba muerto en el piso de la estación de servicio.
       -  Listo Alfredo, voy a averiguar y te llamo mañana por la tarde al hotel.
Después de unos cuantos días de trabajar como cajero en el cabaret todo parecía estar tranquilo rozando el aburrimiento ya que la gente se quedaba bastante tiempo dentro del club y el paso por la caja no era continuo.  En uno de esos momentos en que pensaba que me iba a quedar dormido apareció una dama muy bien vestida. Se acerco  lentamente hacia la ventanilla y me dijo:
      -  ¿Eres el nuevo cajero? – su voz sonaba quebradiza como cuando uno toma alcohol o está cansado, o quizá cuando ha llorado demasiado.
      - Si, hace tres días – respondí mirando los enormes ojos celestes que ostentaba.
      - ¿Te recomendó Augusto? Dijo impostando la vos.
  - ¿El esta? Pregunte con prisa tratando de eludir a su pregunta.
  -  Esta en Brasil.- dijo bajando la mirada, esa mirada que me había dejado perplejo.
  - ¿y tú?
Alzo su mirada penetrante y seductora y con tono de gata, como actuando sin quererlo me dijo:
 - ¿Qué quieres saber?
 - ¿Tú no fuiste con él?, ¿una dama tan hermosa como tú se queda sola en el boliche?
 Me miro con los ojos vidriosos casi a punto de llorar y exclamo:
 - Yo me salve.
Inmediatamente se dio vuelta y se perdió entre la gente. No la volví a ver por esa noche. Cuando termine mi turno me fui del Club con más dudas de las que se me habían presentado en un principio. Si bien tenía algunas conjeturas, había algo muy claro y era que las cosas se complicaban a cada paso.
Al día siguiente pensé en  dejar el trabajo en el cabaret y la investigación para dedicarme a mis otros compromisos (entre ellos un cuento que debía entregar y ni siquiera lo había empezado)
Regrese al club con la clara idea de renunciar al puesto pero al entrar, justo antes de acomodarme en la caja, vi que en salón estaba sentado, en una de las mesas, uno de los tipos que había visto aquella noche en la estación de servicio de Villa Lugano, masacrando a Alonso. Al ver a ese malviviente se me fueron las ganas de renunciar y decidí seguir investigando un poco más.
Al terminar la noche le pedí a mi amigo Juan que me pasara a buscar con el auto para  seguir una pista. Salí de Karim y me fui a esperarlo en un bar que había a la vuelta del club. Juan no tardo en llegar.
     -   ¿Que tenés Alfredo? – me pregunto con impaciencia.
     -   Tranquilo, no seas ansioso… vamos a ver quién sale del cabarute.
Me gusta meterme en problemas porque son los que traen las historias para contar, pero esta intriga estaba yendo demasiado lejos y eso me reclamaba mi compañero ocasional. Aunque se le caía la baba por una buena nota, una que lo hiciera despegar de su aburrida sección de cultura.
Esperamos casi una hora. Ya me había fumado hasta el último cigarrillo importado que me quedaba, un Gitane sin filtro, traido del mismísimo Paris. Salimos del bar para comprar cigarrillos y fuimos a esperar al auto que Juan había dejado estacionado a pocos metros del bar. Al estar en diagonal a la esquina del Club nos daba una visual privilegiada del movimiento de salida. Me relaje unos minutos en el asiento del coche y mientras disfrutaba del cigarrillo, pensaba en todo esto.
– Sera la curiosidad por la aventura que nunca tenemos, lo que nos hace ser tan estúpidos como para estar esperando a no se quien para que haga no se que, jaja . A Juan también le pareció divertido mi comentario. Reimos un rato para distendernos de la situación. Mire por el techo corredizo que dejaba ver un cielo cubierto de estrellas, en una noche magnifica y las luces de la avenida agrandaban el circo luminoso. El codazo de Juan me saco del divague mental . Estaban saliendo algunas personas del cabaret y detrás de una de ellas estaba Augusto con la chica de los ojos celestes. Subieron a una limosina y se marcharon rápidamente. Tratando de ser lo más discretos posibles, los seguimos a una distancia prudente para no ser descubiertos. Cruzaron el puente que une la capital con la provincia de Buenos Aires en dirección al sur. Los primeros rayos de luz del día asomaban cuando pasamos la estación Lanús. Seguimos viaje media hora más hasta que llegamos a una vieja fábrica. Al parecer viejos depósitos de una gran industria, con paredes de longitud interminables. Una de las naves estaba iluminada y un tipo con mucha pinta de matón más que de operario abrió uno de los portones y la limosina entro a gran velocidad, cerrando el portón rápidamente una vez adentro.
Nos quedamos esperando del otro lado de la ruta y detrás de unos árboles que permitían darnos un poco de  protección ya que el dia estaba muy claro y no teníamos la ventaja de la oscuridad nocturna. No sé cuanto esperamos pero el cansancio se hacía sentir, casi estábamos cabeceando de sueño. En ese momento en que la modorra mañanera estaba dejándonos sin reflejos, vimos salir un camión con acoplado y detrás lo seguía un auto de custodia.
El convoy se fue en sentido opuesto al camino hacia la capital, asi que decidimos irnos y descansar un poco, ya que nos iban a descubrir tarde o temprano y quizá terminaríamos como Alonso.
Al llegar al Apart hotel caí rendido. No sé cuantas horas dormí pero me despertó el zumbido del teléfono de la habitación. Juan me había dejado un mensaje hacia una hora. Lo llame y quedamos en vernos en una pizzería para almorzar. Aunque era medio tarde para la comida, mi estomago era una serenata de ruidos en el vacío.
Otra vez mezclado entre la multitud. El centro estaba infartante a las dos de la tarde. La gente iba de aquí para allá, como hormigas descontroladas en un terrario.
  - Cuando termine con esto me voy a descansar al Bolsón – pensé mientras cruzaba las puertas de la pizzería Guerrín. Como era de suponer Juan ya esta entrándole a unas porciones (El era medio gordito y ansioso) Mientras comíamos me conto lo que había averiguado. Augusto Di Salvo y Alonso habían estado presos por narcotráfico.
      -  Me parece que descubrimos algo Juan.
      -   Alfredo, estos tipos son peces gordos, si descubren que estamos haciendo averiguaciones nos matan…yo mejor voy a avisar a la policía.
      -   No. Un día más, me parece que puedo darte algo concreto para que hagas una nota. Hoy tengo la noche libre así que voy a ir de nuevo a esa fábrica abandonada. Necesito que me prestes el auto.
      -  Me vas a meter en un lio…
      -  Dale amigo, cuantas veces te lo preste yo.
      -  Es verdad, pero no lo dejes cerca para que no sospechen y cubrí la patente. Ten cuidado Alfredo.
En realidad no sabía cómo entrar a ese lugar. Me imagino que tendría que saltar un muro o algo así. Compre una linterna, unas sogas y regrese al hotel. Tenía que planear todo muy bien para no terminar en una zanja.
Como todavía era temprano aproveche para dormir unas horas y le pedí al conserje que me despertara a las 21 hs., no hice más que apoyar la cabeza en la fina almohada y me quede profundamente dormido.
Eran como las 21:45 hs., cuando pase a buscar el auto de Juan y me dirigí hacia el lugar. Los nervios me trituraban así que pare en un bar de Banfield para tomar algo y hacer un poco de tiempo. Después de un rato seguí camino hacia la misteriosa fábrica. Al llegar al lugar serian como las 23:30 hs aproximadamente. Estaba todo muy oscuro, apenas una bombilla en el medio de los  paredones le daba al lugar un aspecto lúgubre y tenebroso. Me trepe por la parte posterior de uno de los paredones laterales donde se podía ver algo de luz y algunos ruidos lejanos. Pude ver un auto en la entrada de lo que serian unas oficinas, seguí por un pequeño descampado y llegue hasta un galpón pequeño. El portón estaba apenas abierto y pase como podía para no hacer ruido. Adentro estaba todo vacío, solo algunas cajas apiladas sobre la pared. Subí unas escaleras hasta un pasillo superior que rodeaba el lugar con barandas al costado para no caerse. Llegue hasta una pequeña ventana bastante iluminada. Cuidadosamente me acerque a ella y al asomarme vía a dos tipos sentados en una mesa, como haciendo guardia. Estaban fuertemente armados y por su aspecto era mejor no meterse con ellos. De pronto se escucharon gritos de mujeres por ahí cerca.
  - Anda hacerlas callar negro.
  - Déjalas, si no las escucha nadie.
  - Entonces voy yo, esas putas son unas conventilleras.
Ellos estaban como en un entrepiso abajo mío así que me quede un rato para tratar de escuchar algo que me diera alguna pista. Al volver uno de ellos exclamo:
  - Estoy cansado de este agujero
  - Mañana nos vamos a media noche, este es el último envío de mujeres.
  - Ok, pero después de esto me voy a Brasil, dos semanas con mi mujer y los niños.
  - Seguro, yo también me voy a tomar unas vacaciones, y a disfrutar de la platita, ja ja.
¡No lo podía creer!, la forma en que hablaban. ¡Qué sangre fría por Dios!  Salí de ahí con toda la fuerza que daban mis piernas. Cuando llegue al auto arranque de prisa y no pare hasta dejar el auto en el estacionamiento en donde lo dejaba mi amigo. Llegue a hotel temblando y no de frió.
Tenía que actuar rápido. Puse mi mente en frío y ordene todas las ideas. Los tipos se llevarían a esas pobres mujeres que tal vez fueran niñas mañana a media noche pero si avisaba a la policía Di Salvo quedaría inmune. Se me ocurrió un plan y se lo comente por teléfono a Juan. Le pareció una Locura pero me dio la derecha.
Fui a un locutorio y llame al cabaret. Una voz tranquila y espaciada me atendió:
  - Aló
  - Con Augusto por favor – dije con voz ronca.
  - ¿De parte de quien?
  - Dígale que es un amigo y que es urgente - espere un lago rato hasta que se escucho otra voz agresiva.
  - ¿Quién habla? – era la voz de Augusto un poco alterado.
  - Yo se que mataste a Alonso.
  - ¡Que!  Que dice, está loco, no mate a nadie ¿Quien Habla?
  - Te vi cuando lo masacrabas con otros tres.
  - ¿Y quién es usted?
  - Mira, si no querés que hable vas a tener que darme lo que te pida.- ya no sabia que decirle.
  - ¿Y cuanto querés hijo de p... chantajista? Pensó unos momentos y dijo:
  - Te daré 10.000 dólares, pero quiero verte la cara por última vez.
  - No quiero plata. Te llamare luego para darte más detalles.- y colgué.
Este Di Salvo se había vendido solo. En su juego mafioso estaría acostumbrado a estas cosas, se pondría de sobre aviso y saldría directo a la fabrica para apurar el envío o al menos eso era lo que yo esperaba que hiciera.
Llamé a Juan y le dije que avisara a la policía denunciando el secuestro de las mujeres pero le pedí que me diera una hora de ventaja.
Tenía que desenmascarar a Augusto Di Salvo y aun me quedaba otra incógnita ¿Quién era el otro Di Salvo?
Volví a llamar al cabaret y le dije a Augusto que aceptaba la plata y lo cite cerca de la fábrica pero entrando por el lado oeste, que como son descampados están un poco alejados del galpón principal, con cuadras largas y profundas.
Volví al centro y me quede cerca de la puerta del cabaret para poder seguir a Di Salvo cuando se dirigiera hacia nuestro encuentro. Un rato después, salió a la puerta del establecimiento con tres mafiosos. Estos se subieron a otro auto y Di Salvo los siguió en su Mercedes Benz.
No había calculado que llevaría su sequito pero igual me lancé a seguirlo. En alguna calle de la av. Belgrano el otro auto dobló y Di Salvo siguió hacia nuestro encuentro.
Ya en el lugar paró el auto y yo lo hice unos metros detrás de su  mercedes. Se bajo con un maletín en la mano y con la otra en el bolsillo del saco y empezó a caminar hacia mí, en forma lenta y calculadora. De golpe encendí las luces del auto y el matón pareció enceguecer. Yo estaba desarmado y tenía que actuar rápido. Con mi puntero láser le apunte a la cabeza. El hombre vió el haz de luz roja y se quedo paralizado.
  - Deja el arma Augusto. - Grité
  - ¿Quién sos pedazo de hijo de p…?
  - Hace caso o te quemamos desde acá. Con un poco de dudas, Augusto dejo el arma y el maletín en el piso y levanto las manos.
  - Porque mataste a Alonso.- pregunte.
  - A vos que te importa.- me respondió canchero.
  - Me importa porque me debía un embarque. - Dije y el tipo estalló en una carcajada.
  - No podías ser más que un imbécil, a vos también te engaño como a tantos otros, por eso lo mate, porque me estaba arruinando el negocio, igual que el estúpido de mi hermano, pensé que eras él.- El hombre se estaba poniendo denso. Tenía que llevarlo a la fábrica.
  - Date vuelta y pone las manos en el techo del auto.- Salí agarrando la linterna y la mira láser con las dos manos como si tuviera una pistola a la vez y le apunte  a la cara, el tipo se comió el engaño. Agarre su pistola, el maletín y metí a Di Salvo en el baúl del auto.
  - Te vas a arrepentir de esto maldito.- me dijo con muchísimo odio contenido.
  - Si claro, y como te lo voy a pagar si nunca me viste, idiota.- Cerré el baúl con fuerza golpeándolo en la cabeza. El hombre seguía quejándose pero todo estaba grabado. Iría a la cárcel por varios años. Llegue a la fabrica, la policía ya estaba ahí. Le avise a Juan que Di Salvo estaba unas cuadras atrás en la cajuela del Mercedes, las mujeres habían sido liberadas y estaban declarando. Regrese al hotel y avise a mi amigo Juan todo lo sucedido. El se llevaría una buena nota periodística que quizá lo posicione en el periódico. Y yo tenía otro libro nuevo para escribir….

Alejandro Luna

sábado, 24 de noviembre de 2018

No puedo no quiero


No puedo salir de este infierno
Atrapado entre tus juegos siniestros
Mas alla del tiempo y el olvido
Mi alma recuerda el calor de tus manos

Y no puedo despegar de tus brazos
De tu cuerpo, de tus ojos
Que me miran desde adentro
Desde el fondo de mi esencia

Siento tus manos acariciando mi espalda
Y siento tus labios besando mi cuerpo
Pero despierto en el mismo instante
En que te estoy amando

Despierto sudado con fuego en mis manos
Mi mente no entiende
Que pasa, que siente
Pero se resiste a dejar de quererte

No puedo dejar de tenerte
Apretándote el cuerpo
Deseando tocarte y besarte
A cada momento

 Alejandro Luna

El tiempo entre nosotros


El tiempo entre nosotros  
Ha pasado más allá del olvido 
Eterno ignífugo maquillado 
De temperamento sin motivo  
De aguas calmas de montañas nevadas 
Como un ave sin radar que no puede encontrar la primavera 
El tiempo entre nosotros 
Nos ha forjado las ganas 
Nos ha motivado el encuentro 
A pesar de la ausencia. 
Pero ya no pueden volver esos días 
De romance alocado 
De responsabilidad indiferente 
De mirar la luna y buscar un suspiro 
El tiempo entre nosotros 
Ha quedado cautivo 
En nuestras miradas apasionadas 
De idilio adolescente 
En nuestros llantos desconsolados  
De perdernos sin motivo 
Y al verte después de tanto vivido 
El espacio entre nosotros  
Ha quedado en el olvido 

 Alejandro Luna


domingo, 29 de abril de 2018

Botas vaqueras


Te soñé 
caminando hacia mí, 
solo con tus botas vaqueras 
y tu sombrero tejano, 
y un sutil vestido tableado, 
muy por encima 
de tus hermosas rodillas. 
Con una mano sostenías 
el sombrero para que el viento arremolinado 
no lo arroje lejos 
y con la otra mano 
tu bolso lleno de scribbles, 
repletos de fantasías  
inspiradoras, 
musas interminables para mí. 
Y tu vestido 
de fina seda 
tableado en la falda, 
escotado en el torso 
volaba caprichoso 
por el viento arremolinado. 
Debajo de eso 
solo tenias tu sonrisa que me enamora 
y tu cabello revuelto de rulos
que solo lo contenía 
mi tierna imaginación. 

Alejandro Luna

jueves, 8 de marzo de 2018

Mujer


Suave e intensa  tu fuerza proyectas
desde que naces hasta el ocaso
y en tu camino alimentas,
sueños, tuyos y ajenos,
con tu cuerpo alimentas vida y alegría,
con tus ojos la esperanza
y la ternura de quien los mira
porque eres creación
y poesía que inspira.
Mujer fuerte y débil, suave y áspera,
femenina y masculina,
sabes ser ambigua y definida,
cuando amas sos un gatito mimoso
y cuando peleas una pantera furiosa.
 Mujer  que has sufrido el encanto
y vivido el desencanto,
tu homenaje bien lo vale
por tu osadía y por tu coraje

Alejandro Luna

miércoles, 25 de octubre de 2017

Cowboy dreams


I had a dream about you
walking towards me,
just with your cowboy boots
and your Texan hat,
and a subtle plaid dress,
well above
of your beautiful knees.
With one hand you held
the hat so that the swirling wind
do not throw it away
and with the other hand
your bag full of scribbles,
full of fantasies
inspiring,
endless muses for me.
And your dress
of fine silk
plaited on the skirt,
low cut on the torso
capriciously flew
by the swirling wind.
Under that
you only had your smile that makes me fall in love
and your messy looped hair
that only contained it
my tender imagination.


lunes, 18 de septiembre de 2017

Ando con ganas

Ando con ganas,
de encontrarte en mi memoria,
de atrapar con mis manos,
tu recuerdo,
y recorrer tu alma,
con mis besos.
Pero recordarte me lastima,
en esas noches solitarias,
de vino y salmòn rosado,
mirando esas estrellas cómplices,
de tanto romance,
como cuando el suave viento,
que trae las olas,
cruza mi cuello,
y me eriza la piel.
Y de nuevo al recordarte,
naufrago en un mar,
de lagrimas sin sentido,
y al querer olvidarte,
quedo sediento de amor,
en ese desierto tan lejano,
en el qu me dejo tu partida.

Alejandro Luna

domingo, 3 de septiembre de 2017

No temas



No temas,
sucumbir ante la dicha,
que nos agobia,
con su risa,
que nos duele de alegria,
que nos empapa, 
de lágrimas felices,
ahogándo nuestro corazon,
de éxtasis y euforia.
No, no temas, 
entregarte de lleno, 
a  mis abrazos,
benefactores de cariño,
contenedores de emociones y alegrías.
No, no temas, 
porque el temor arruina la esperanza,
amarga la existencia, 
apaga la luz de la inocencia.
No, no temas, 
entregarme tu corazón entero,
tus ojos bellos, 
tu cabello ondulado, 
que me enamora.
en nuestras épocas juveniles.
No temas seguir enamorada,
aunque el tiempo pase y ,
la canas grises y blancas,
acompañen al cuerpo endeble.
No temas aunque el tiempo pase
porque a tu lado no pasa,
y las horas se vuelven siglos,
cuando tus ojos miran los míos, 
de pupilas abiertas,
que azorados contemplan tu risa, 
y tu esencia.
No temas amarme, 
como yo te amo,
pues la vida no entiende,
de desamores y desdichas.
Solo comprende lo vivido,
como el agua, 
que pasa bajo el puente,
como el suave soplo, 
del viento a las flores,
como tu cuando me miras,
recordando nuestros años felices,
proyectando nuestra vejes,
de caminatas eternas,
de mojarnos con la ola espumosa
en la arena mojada de la mar,
en las costas que supimos adoptar,
para vivir el resto de nuestros dias,
y contemplar nuestra cosecha buena,
riendo y danzando, 
a nuestros pies.

lunes, 10 de julio de 2017

Mi patria

Viva la patria, ¡viva! 
Patria de mi vida
que mi corazón transita
noche y día.

Patria mía con bandera izada
tu pueblo grita, llora y anhela
con vocación formada,
un líder de corazón y  escarapela

Patria dorada Patria maltratada
de amplia riqueza y constante alborada
y aunque te dirigió gente avezada
nunca fuiste bien gobernada

Pero el pueblo argentino
que grita sangra y lucha
alguna vez tendrá consuelo
de tanta politiquería trucha

Nada más tengo un deseo
verte unida siempre
y aunque sea utopía
¡Argentino hasta la muerte!

 



Alejandro Luna

viernes, 19 de septiembre de 2014

A mi otro yo

Te conozco desde el día en que nací,
alma y vida cuerpo y ser.
Porque sos más que un amigo,
porque sos más que un hermano,
porque somos sangre de mi sangre.
Compartimos célula y agua,
brotes de emoción y de tristezas,
de alegrías y grandezas.
Ser la vida es nuestro lema,
y escrbirla a cada paso nuestra pena.
Aunque nos de alegría la palabra,
cuesta dedicarse a vida plena.
Somos dos en uno y a veces,
no somos ninguno.
A veces no coincidimos,
y parecemos tan distantes,
aferrados a la vida,
a los tiempos de antes
Duele el cuerpo, pesan los secretos,
pero abundan las virtudes,
la poesía y los retos.
Caminar sobre las ruinas no nos libra del pasado,
pero lo vuelve imperceptible, aislado.
El recuerdo es la vibra buena,
que alimenta nuestro espíritu
para seguir gozando de la dicha

de nuestro presente de felicidad plena

Alejandro Luna

jueves, 23 de diciembre de 2010

Bienvenidos a mi blog

Hola, quiero darles la bienvenida a este espacio cultural de expresión literaria, donde volcare mis mas profundos y emotivos pensamientos , cuentos, novelas y canciones.
Empece escribiendo canciones hace mas 30 años y mi primer cuento , un policial bizarro que no publique nunca, lo tipié en una vieja maquina de escribir Olivetti.
Participe en varios concursos sin éxito hasta que en 2015 logre una mención especial en el 7 Certamen de auto biografías Ricardo Berwin, con la publicación de mi obra " Un Largo camino al titulo", pero me intereso esto del blog (recomendación de mi amigo Jorge Gordillo) porque tengo la posibilidad de ser evaluado por el destinatario directo de mis letras...ustedes.
Espero que puedan disfrutar de la lectura que les propongo  en donde siempre encontraran un espacio para la nostalgia y melancolía
Alejandro Luna

Nigth Club Karim´s

Club Karim No me podía concentrar aquella noche lluviosa. Aunque trataba de olvidar los hechos acaecidos unas horas atrás, no lograba p...