Aquella lluvia que nos separó
El gélido
invierno del 84 los encontró con lágrimas tan filosas que cortaban las mejillas
rosadas de frio. Aquel frio que había entrado en sus vidas para apagar definitivamente
su encendida relación.
El
día anterior, después de la despedida, los ojos de su amada habían quedado
grabados en su retina.
Ese día termino todo. La última vez que sus almas estarían
unidas. Ese día el destino los separó pero podría haberlos unido para siempre.
Él llegó hasta la esquina y no pudo seguir. Había
empezado a lloviznar y se levanto el cuello de la campera Wrangler para
protegerse del viento húmedo que lo envolvía. Encendió un Parissiene, y miró hacia
la puerta, aquella que tantas veces cruzó, esa que tantas veces los cobijo en las
noches de amor espontaneo. Miro nuevamente asomando la cabeza esperando que esa
puerta se abriera y su dulce amada corriera a sus brazos, para besarse
intensamente y para que todo volviera a ser como antes.
El viento apago su cigarro e impacientemente lo encendió
varias veces,en un intento desesperado de permanecer un poco más en esa esquina esperando
un milagro. Algo se lo impedía. Pensó en encarar y tocar la puerta. Pero no
podía. Quizá por miedo, por inmadurez o por orgullo quien sabe. Se quedó ahí, parado
en la intemperie con los ojos mojados, tal vez por la lluvia
que ahora había parado o quizá por la vida que lo llevaba por otros caminos.
Ella abrió la puerta y miro hacia donde él la esperaba,
como lo hacía cada día cuando él la visitaba. Como sabiendo que algo pasaba,
ella corrió hasta la esquina y miro hacia el camino que conducía a la estación.
La lluvia que ahora era más copiosa no permitía ver a lo lejos.
Él se dio vuelta en ese preciso instante pero ya no se veía nada. Sus ojos llorosos, nublaban su instinto. Sin
esperanza siguió su camino con la sensación del fin de una historia.
Después de muchos años la memoria había bloqueado esos
recuerdos tan tristes, para no volver a sufrir, para poder seguir viviendo,
pero el recuerdo quedo para siempre en
los dos, como la pasión los había unido en aquellos años de temprana juventud.
El invierno pasó pero
sus cuerpos quedaron al calor de aquel amor de
adolescente