lunes, 16 de noviembre de 2015

Aquella lluvia que nos separó

Aquella lluvia que nos separó

El gélido invierno del 84 los encontró con lágrimas tan filosas que cortaban las mejillas rosadas de frio. Aquel frio que había entrado en sus vidas para apagar definitivamente su encendida relación.  
El día anterior, después de la despedida, los ojos de su amada habían quedado grabados en su retina.
Ese día termino todo. La última vez que sus almas estarían unidas. Ese día el destino los separó pero podría haberlos unido para siempre.
Él llegó hasta la esquina y no pudo seguir. Había empezado a lloviznar y se levanto el cuello de la campera Wrangler para protegerse del viento húmedo que lo envolvía. Encendió un Parissiene, y miró hacia la puerta, aquella que tantas veces cruzó, esa que tantas veces los cobijo en las noches de amor espontaneo. Miro nuevamente asomando la cabeza esperando que esa puerta se abriera y su dulce amada corriera a sus brazos, para besarse intensamente y para que todo volviera a ser como antes.
El viento apago su cigarro e impacientemente lo encendió varias veces,en un intento desesperado de  permanecer un poco más en esa esquina esperando un milagro. Algo se lo impedía. Pensó en encarar y tocar la puerta. Pero no podía. Quizá por miedo, por inmadurez o por orgullo quien sabe. Se quedó ahí, parado  en la intemperie  con los ojos mojados, tal vez por la lluvia que ahora había parado o quizá por la vida que lo llevaba por otros caminos.
Dio media vuelta y con las manos en los bolsillos encaró hacia la estación. Era tarde ya. En el camino se cruzó con algún conocido que hizo en todo este tiempo. Era la última vez que haría ese recorrido, que pisaría esas calles.
Ella abrió la puerta y miro hacia donde él la esperaba, como lo hacía cada día cuando él la visitaba. Como sabiendo que algo pasaba, ella corrió hasta la esquina y miro hacia el camino que conducía a la estación. La lluvia que ahora era más copiosa no permitía ver a lo  lejos.
Él se dio vuelta en ese preciso instante pero ya no se veía  nada. Sus  ojos llorosos, nublaban su instinto. Sin esperanza siguió su camino con la sensación del fin de una historia.
Después de muchos años la memoria había bloqueado esos recuerdos tan tristes, para no volver a sufrir, para poder seguir viviendo, pero el  recuerdo quedo para siempre en los dos, como la pasión los había unido en aquellos años de temprana juventud.
El invierno pasó pero  sus  cuerpos quedaron al calor de aquel amor de adolescente

Nigth Club Karim´s

Club Karim No me podía concentrar aquella noche lluviosa. Aunque trataba de olvidar los hechos acaecidos unas horas atrás, no lograba p...