La noche fue
testigo
de nuestra
visita a los jardines del otoño,
marchitos por el frio y el olvido.
La noche fue
cómplice
de lujurias y obsesiones
que marcaron
nuestros cuerpos
y nuestras
mentes.
Ya no quedan
páginas en blanco
con
destellos de frágiles palabras,
solo
detalladas odas
de artífices
sensaciones
relampagueantes
de misterio
en las sombras olvidadas
de tu corazón
abatido
por tu
lejanas coincidencias con mi amor.
Muchas veces
en la madrugada
no puedo
pensar en otra cosa
que no sea
en ti,
y transformo
en suspiros
tu mirada y
tu voz.
Todo paso
tan de repente.
Y las cosas
que vivimos
y los
momentos que disfrutamos
se fundieron
en un lacónico recuerdo
crispado
desvencijado,
como una
foto vieja abandonada
en el fondo
de un cajón de aparador
de cocina de
los años setenta.
Así de
repente terminaron
los días de
nuestros días.
Como pensar
en el amor y no recordarte.
Como pensar
en ti y no soltar
lagrimas de
melancolía
sobre el papel donde escribo estas palabras.
El tiempo ha
guardado nuestra historia
como
recuerdos de un pasado
en una
antología
de un ciclo
de nostalgia.
Necesito tu
amor una noche más,
tan solo una
noche
para que
pueda volver a sentir
toda esta
pasión guardada solo para ti